Bajo la vieja luna,
con
el sonido de hojas secas
y
en el bolsillo un pedazo
generoso
de razón
… alguien avanza lento, en calma;
corazón
abierto, mirada clara,
cuerpo
liviano; vaga ya
hace
muchas noches
infinitos
arreboles.
En mis manos
dulzón
,
juguetea el
discreto
deseo de amarte.
Mi canto suave, a mi paso
distrae
las últimas hojas
de
los árboles, las alas
vencidas
de los pájaros
de
invierno. Así voy
día
y noche, en mis senos
espigas
del alba, en mi
ombligo
y un poco más abajo
el
bostezo oscuro, de
un
trozo de eternidad.
Amor que no veo,
amor
que demoras
nuestra
cita a ciegas;
no
distraigas tu paso,
no
limites tus sentidos,
amor
sin tiempo, porque
al
recorrerme,
al
adentrarse en mi
/es huirse de los caminos.
Esta noche, amor, estaré
recostando
sueños
y
caricias, en el apacible
sauce
llorón; allí, amor,
donde
huele a glicerinas
descaradas
/en nuestro bosque
inexistente.