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Amamos con el profundo
deseo
de fusión,
Ser uno en el Otro, con el Otro,
dentro
del Otro.
Amamos
para
conjurar
nuestra
propia
orfandad,
nuestro
cielo gris,
de estar
separados
del Otro;
para
hallar en
el Otro,
la
otra parte,
que cerque
el
río
infinito donde
morimos
a cada
instante.
En los momentos más
delirantes
, devoramos
las
fronteras
más
oscuras
del tiempo
/ ilusión de
perpetuar
gestos,
palabras
,
sudores
,
del
goce
“eterno”.
Ya de vuelta en la propia
orilla
, el vértigo
de
nuestra
soledad,
nos
envuelve en
la náusea
de
imposibles.
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