A quienes llegaron a hurtar
mi paz
para
usarla de trofeo,
quienes
mancillaron mis principios
portándolos
como medallas de oro,
a
quienes con conocimiento de causa
fracturaron
mi corazón jugando sucio,
a
quienes no merecen
este
instante de mi pensamiento,
pues
como ladrones entraron en mi vida.
A ellos:
les
ofrezco una copa de hiel
y
un cuadro de honor
en
la antesala del infierno.
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