La
pintura está justo al fondo
del
salón central,
en
la última esquina
abismal.
Es
el comienzo del unicornio
o
el final del
recorrido...
en
realidad no importa
es
la tejedora de vida!
En
el cruce del tiempo.
Una
mujer de mirada inmortal
absorta
en el misterio de la
vida
que
surge unida e
irrepetible
de
su vientre de profetas,
la
aguja que hila, es
apenas el pretexto
la
tela es el mundo
complejo e irracional,
unidad
de lo diverso...
y
el parto no tiene final
uno
y otro ser, naciendo
eternamente
el
llanto y luego la risa
y
de nuevo el llanto
que
nos va estremeciendo
y
tenue la sangre
cayendo
a la tierra fértil...
mientras
esta amaneciendo..
Hay relámpagos en la Aurora.
Un
fotógrafo
que
retrata el cuadro..
unos
camarógrafos que lo
filman
una
retinas vivaces
que
frente a él
escrutan
y
meditan...
un
periodista mirándolo
escribe
unas notas..
En
el libro infinito.
Por
la ventana pasa un tren
Y
sueñan las campanas;
la
pintura cambia
en
los contrastes de luz,
cada
espectador grava
en
él su propia mirada
única
e irrepetible
eterna
e inmortal
en
su propia longitud de
onda,
viajando
en el tiempo;
mas
allá de toda
hojarasca...
y
de pronto
desde
el fondo
de
la pintura
veo
el bisonte de Altamira
que
se mueve..
mirándome
con ojos milenarios...
ahora
recuerdo
que
antes, él era sinónimo
de vida
en
el cuaternario…
cuando
el fuego
robado
a los dioses,
recién
iluminaba
el
fondo de nuestras
cavernas...
Ahora la luz se apaga
Los pasos buscan el puente.
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