Dulce
sentimiento,
de
rostro vacío
no
esperes más de esos ojos hundidos ,
alma
rota tirada a sus pies
sin
fuerza ya ha recogerla otra vez.
Que
temerario fue aquel cazador
que
sin ninguna gracia
miraba
a su alrededor,
la
salvó,
pues
claro que la salvó
lo
único que no sabes
es
que fue ella
quien
se resistió.
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