Cazador
Daniela Fernández-Cuevas Molina


Dulce sentimiento,

de rostro vacío

no esperes más de esos ojos hundidos ,

alma rota tirada a sus pies

sin fuerza ya ha recogerla otra vez.

 

Que temerario fue aquel cazador

que sin ninguna gracia

miraba a su alrededor,

la salvó,

pues claro que la salvó

lo único que no sabes

es que fue ella

quien se resistió.