El escriba suspira hondo.
Llegan ráfagas de aire helado
le ronda un poema.
Horas, mansas, suaves como
Platero.
busca en el huacal de las
letras.
La tarde muere lentamente,
ahí anida el futuro poema,
rodeada de montañas mágicas,
es el umbral de la palabra,
y el fuego eterno dormitando en
los volcanes vecinos,
pluma afilada, construyendo,
ordenando
en medio de un cielo rosa y
fumarolas,
Letras sueltas, palabras sin
terminar, no las apura.
Detrás de los muros que
pernoctamos, hay historia.
Surgen frases en larga
procesión,
noche hechizada por las
estrellas
afloran imágenes y metáforas
tímidas.
Brillo diamantino estelar cruza
el cristal del techo.
Poeta domador de verbos
defectivos,
Una luna incipiente nos
observa, astro fósil.
Ávido de versos sin rima,
palabras puente,
la mañana se incorpora luminosa,
huérfana de pájaros,
escapó el poema, ha huido, se
ha marchado
nos regala alas y volamos.
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