Diario de primavera
Raquel Creatora


20 de abril de 2022

Hoy es el cumpleaños de Simón y me lo recuerda a primera hora la canción de Celtas Cortos que siempre pone mi hermana todos los 20s de abril, año tras año desde el 91, cuando estábamos en el instituto. He empezado ya el taller de escritura creativa, jurándome a mí misma romper mi bloqueo de escritura, si no para siempre por lo menos durante un trimestre. Tres escasos meses para volver a mis pájaras mentales y disfrutar al sentirlas derramarse sobre el papel. ¿Seré capaz?

 

21 de abril de 2022

De momento tengo oxidada hasta mi memoria para recordar algún hecho significativo en un día laborable que ha tenido las mismas características que el agua: Un día inodoro, incoloro e insípido.

Seguro que el agua del grifo, con su adición de cal y otras sustancias que irá arrastrando por esas tuberías excavadas debajo de la ciudad, tiene algo más de sabor.

 

22 de abril de 2022

Mi trabajo sigue igual de apasionante. Mientras leo reales decretos e intento concentrarme en descifrarlos, suspiro porque lleguen las tres de la tarde de este viernes y empezar el fin de semana.

Obli , mi otro gato además de Simón, me sigue desde primera hora de la mañana. No sé qué le pasa, maulló en cuanto sonó el despertador, y desde ese instante me ha seguido por toda la casa mientras me he duchado, he desayunado y me he sentado en el despacho a teletrabajar. Ha pegado un salto y se ha colocado en la mesa junto al teclado. Ahora mismo lo tengo junto a mi pecho, suspirando mientras apoyo mi barbilla entre sus orejas.

 

25 de abril de 2022

Durante el fin de semana no he encendido el ordenador, esta maldita herramienta de trabajo, así que no he consignado nada en el diario. Hace años una amiga mía, profesora de escritura creativa, me contaba que tenía un alumno, informático como yo, que escribía exclusivamente con papel y lápiz. Cuando me lo contó lo comprendí profundamente, qué duro se hace utilizar el mismo objeto para trabajar y para el placer. ¿Seguiría disfrutando de los libros si trabajara de bibliotecaria, si fuera editora y me pagaran por leer? ¿Seguirán disfrutando del sexo los actores y actrices de películas porno? La verdad es que no me acabo de creer todas esas consignas del capitalismo: Cuanto menos mezclemos el trabajo y el placer, mejor.

 

26 de abril de 2022

Esta mañana he leído una frase que me ha impresionado: Cuanto más escribía, menos soñaba. Quizás eso es lo que busco escribiendo: No tener toda esa mezcla de ideas, sentimientos, sensaciones, rondando por mi cabeza, traspasando el subconsciente, unas veces aflorando, otras veces hundiéndose capa tras capa. Hacer el trabajo de extracción, de ordenación, darle luz a la oscuridad. ¿Seré capaz?

Curiosamente he terminado mi diario igual que lo empecé. Con la frase ¿Seré capaz? No ha sido premeditado ni un recurso estilístico. Seguramente habla de mi inseguridad en este campo. Tal vez este conjunto de frases inconexas explique mejor que nada que pueda decir, por qué me he apuntado a un taller de escritura creativa diez años después de haber decidido no escribir más.

 

Bartleby