DÍA DE ORACIÓN
Y DESCANSO, LECTURA Y ESCRITURA. De buñuelos y huesos. Los huesos de los que
nos precedieron y duermen en el sueño y en la paz de Dios.
Podemos
invocarlos que nos escuchan, ellos pasaron por los mismos sufrimientos que
nosotros, se cansaron, tuvieron hambre y sed pero
lucharon cada día por estar cerca de Dios, acudieron a la Virgen Santísima y en
ella pusieron su confianza. A San José esposo de María, que trabajó en silencio
para sacar la familia que Dios le entregó, siendo fiel cuando no entendió el
mensaje divino. No le fueron ahorrados el cansancio o la falta de medios, pero
fue fiel.
Son tiempos
difíciles, y nosotros podemos y debemos prestar a la Iglesia nuestro servicio
escondido de cada día, que por la Comunión de los
Santos, llega hasta el altar del cielo, donde no habrá cansancio ni dolor ni
llanto.
Si te asomas
al cielo una noche de noviembre y ves brillar las estrellas, son las luces de
los santos que brillan con una luz potente, en la eternidad que Dios nos tiene
preparada.
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