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"Hubo una vez un lugar cuyo nombre siempre recordará en el que
una princesa árabe encontró a su príncipe leal, ese que un día decidió no
volver a enamorarse jamás... Hasta que la conoció. Y Sherezade sintió como si su alma se
hubiera fundido con la suya llevándose sus temores y todas esas excusas que
dio, repitió y se creyó viendo que ya no le servían. Todo ese miedo al dolor, a las penas de amor, a levantarse y que el
otro lado de la cama estuviera frío se habían convertido en una leve
brisa que le acariciaba de vez en cuando, no en el huracán que vivió hace
tiempo. El Otoño había traído la caída de las
hojas y el nacimiento del gran AMOR. "Bienvenido Otoño", susurró Sherezade... Sabiendo que esta época iba a ser inolvidable y que su príncipe
estaba a pocas millas de distancia. Vendría montando su caballo blanco y la despertaría fuera día o
noche con el beso más apasionado y las caricias más delicadas del Universo...al
fin y al cabo ELLA se había convertido en su única razón y su vida ya estaba
enteramente dedicada a hacerla feliz". |
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