"Hacía mucho calor esa tarde en Marruecos y fuera olía a
almendras recién molidas.
Sherezade sintió que ese árabe había arañado en la
coraza de su vida pasada porque brotaron dos lágrimas que por supuesto disimuló
después de hacer el amor con él en la Jaima.
Era joven, fuerte, atento, cariñoso y había accedido a ser el segundo en la
vida de ella.
Todo menos no volver a verla. Curioso porque a veces, el hombre que acepta ser
el segundo puede que conozca de antemano que la historia no es como empieza sino
como termina...
La despedida no fue como siempre, con una Sherezade
entera, sonriente y con el control de las emociones. Esa tarde el apuesto joven
se encontró de bruces con una mujer necesitada del amor que no tenía cerca y
aunque desconcertado supo estar a la altura de la circunstancias. Era bella,
dulce, fuerte, decidida a conquistar lo que se propusiera pero ese atardecer y
las emociones le sacudieron como nunca antes...
Pero, por fin, estaba recuperando esa dulzura perdida, ese reconocer que AMAR y
sentirse AMADO es necesario venga en el frasco de perfume que venga... si fue
con el joven, por algo fue, si fue en Marruecos por algo fue y si se derrumbó
es porque esa parte había de salir de su escondida feminidad. Volvería a verle,
sin dudarlo y no iba a disculparse con él sino a beber unos tragos de RAKI
acariciándole la cara y guiando sus manos hacia otro rincón dormido a despertar
de su alma."
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